
A pesar de que Chile no es de los países que más gases de efecto invernadero emite en el mundo, sí es un país altamente vulnerable al cambio climático debido que cumple con siete de los nueve criterios de vulnerabilidad enunciadas por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Por Carlos Restrepo
{«type»:»block»,»srcClientIds»:[«8ce01af5-791c-4ebb-8fbb-dd5064bc720c»],»srcRootClientId»:»»}El Acuerdo de París es una respuesta mundial a la amenaza del cambio climático. El objetivo planteado por los países participantes del acuerdo fue reducir gradualmente la emisión de gases de efecto invernadero. Algunos países se han comprometido con metas más ambiciosas. Particularmente, Chile se ha propuesto ser carbono neutral para el 2050. Otras naciones en el mundo tienen la misma desafiante meta y comparten la misma línea de acción, la que incluye la reducción de emisiones por parte de medios de transportes, forestación y mayor penetración de las energías renovables.
A pesar de que Chile no es de los países que más gases de efecto invernadero emite en el mundo, sí es un país altamente vulnerable al cambio climático debido que cumple con siete de los nueve criterios de vulnerabilidad enunciadas por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
El hidrógeno es un vector energético de gran proyección para sustituir los hidrocarburos con la gran ventaja de que no produce emisiones contaminantes durante su uso. Se estima que para el año 2050 un crecimiento de la demanda de energía basada en hidrógeno de hasta de 10 veces respecto a los valores actuales que es motivado por las limitaciones a las emisiones de carbono y que creará un mercado anual de 2.5 billones de dólares y 30 millones de emp{«type»:»block»,»srcClientIds»:[«8ce01af5-791c-4ebb-8fbb-dd5064bc720c»],»srcRootClientId»:»»}leos. En la actualidad destacan ambiciosas iniciativas internacionales para la masificación de esta tecnología entre las que se destacan países del continente asiático.
La principal barrera para considerar el hidrógeno como una tecnología totalmente verde es su proceso de producción. En la actualidad el 96% del hidrógeno que se produce es a partir de gas natural, carbón o petróleo, pero la meta es que se incremente la producción a gran escala de hidrógeno verde que es producido mediante energías renovables dada la reducción drástica de los precios de la electricidad renovable como es el caso de la energía solar fotovoltaica de hasta un 85% en la última década.
Chile está llamado a ser protagonista del cambio energético mundial debido a que su matriz energética será mayoritariamente verde, con un 95% de generación de energías renovables proyectada para el 2050, y al potencial energético que tiene para el desarrollo de la tecnología de la producción de hidrógeno verde a gran escala con los precios más bajos del mundo en el mediano plazo. Además, cuenta con una ubicación estratégica para exportar hidrógeno verde a los mercados asiáticos ya que se estima que si para el año 2050 es capaz de capturar el 50% del mercado del hidrógeno requerido por Corea del Sur y Japón y un 20% del mercado de China, se podrá generar ingresos en el orden de 30 billones de dólares por año que es comparable a los ingresos del sector minero actual.
A pesar del gran potencial del mercado para la producción de hidrógeno verde, en Chile aún existen brechas que limitan la tecnología en la actualidad como el hecho que su producción será económicamente competitiva para el año 2030, la falta de capital humano capacitado y de regulación para su uso, y mucho más importante la falta de pilotos de escala industrial para demostrar la factibilidad técnica y económica de dicha tecnología. Hasta la fecha, muchas de las iniciativas que actualmente se discuten en el país tienen su foco en la minería, sin embargo, se ha dejado de lado otros sectores relevantes para el país como puede ser la agricultura.
En este sentido, una planta de pilotaje de maquinaria agrícola eléctrica basada en hidrógeno verde se puede potenciar con los servicios complementarios que se puede desprender del uso del hidrógeno y oxígeno para otras tareas como la producción de fertilizantes, ozono para el agua de riego, agua oxigenada como desinfectante de cultivos, fuente de calor para combatir las heladas, entre otros, que permitan superar las brechas tecnológicas existentes. Chile requiere plantas piloto para que el sueño de una producción masiva de hidrógeno verde despegue y se convierta en una realidad.
Carlos Restrepo
Recibió su título en Ingeniería Eléctrica (con honores) y el grado de Magister en Ingeniería Eléctrica los años 2006 y 2007, respectivamente, de la Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia. Luego obtuvo su grado de Magister y Ph.D. (con honores) en Ingeniería Electrónica en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, España, los años 2008 y 2012, respectivamente.
Actualmente es Profesor Asociado del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Talca, en el Campus Curicó. Es el director del Laboratorio de Aplicaciones en Redes Inteligentes (LARI), cuyas líneas principales de investigación son las celdas de combustibles de hidrógeno y los convertidores de potencia.